La Escuela de Experiencias Vivas es un proyecto de Investigación Acción y Sistematización de Experiencias locales que se promueve desde el año 2017 desde el Centro de Estudios con Poblaciones, Movilizaciones y Territorios (Pomote) de la Universidad Autónoma Latinoamericana.
La sistematización de experiencias es una alternativa de empoderamiento epistémico que permite que diversas colectividades (organizaciones de base social y comunitaria, organizaciones campesinas, organizaciones de mujeres, de jóvenes, colectivos, movimientos sociales, redes de colaboración, instituciones educativas, grupos de investigación, entre otros) diseñen y experimenten caminos posibles para reconstruir la trayectoria de sus experiencias más significativas y leerlas críticamente buscando recuperar de las experiencias los conocimientos más relevantes. La sistematización de experiencias es un viaje de reconocimiento profundo al interior de procesos vividos, que busca reconstruir, recuperar, nombrar, preservar y transformar en una narración del presente los conocimientos que han surgido de prácticas históricas de organización, participación y movilización social en territorios rurales y urbanos, y en contextos sociales, políticos y culturales muy diversos.
La sistematización de experiencias trasciende la noción de simple método de organización de la información, ya que sistematizar implica generar una reflexión profunda sobre el sentido de las prácticas, y generar espacios de encuentro para promover una conversación dinámica entre las personas que hacen parte de las experiencias, e implica la superación de la dicotomía entre práctica y teoría. Sistematizamos para generar nuevas comprensiones sobre el mundo, sobre las dinámicas sociales y los procesos colectivos, y desde estas comprensiones se generan nuevos conocimientos; desde la sistematización de experiencias se gestan procesos autónomos de producción del saber que le dan sentido político y sustento teórico a las colectividades que sistematizan.
En la sistematización de experiencias no podríamos enunciar una metodología única o una ruta ideal a seguir, las experiencias educativas y los proyectos realizados[1] nos indican que más que una fórmula ideal o coherente, la sistematización de experiencias reconoce algunas pautas y puede abarcar, combinar, fusionar, re-utilizar diversas metodologías que estimulan la Curiosidad Epistemológica (Freire), potenciando en las mujeres y los hombres que encarnan los procesos sociales y que asumen el compromiso de sistematizar sus experiencias, el desarrollo de habilidades y competencias inherentes a la investigación social, la acción transformadora del ser, la participación consciente y comprometida en los procesos de producción del saber, y la convicción de que en la reflexión profunda sobre el sentido de las prácticas se encuentra la fuente de producción de nuevas teorías que revitalizan y transforman los procesos sociales.
En este amplio campo de posibilidades de experimentación, para sistematizar experiencias podemos utilizar recursos metodológicos del ámbito de las Ciencias Sociales, o utilizar recursos didácticos colaborativos y horizontales legados de la educación popular, o retomar pautas éticas y metodológicas propias de la Investigación Acción Participación (Fals Borda), incluso incorporar nuevos recursos metodológicos de la investigación narrativa o el uso de las narrativas audiovisuales como dispositivos metodológicos.
Lo esencial en el diseño y aplicación de las metodologías para la sistematización de experiencias es que cada proceso social que asume el camino de la sistematización construya sus propias orientaciones, buscando que el proceso de sistematización aporte a la reconstrucción de las experiencias, generando situaciones inéditas de reflexión colectiva en las que mujeres y hombres -protagonistas de sus propias experiencias- tienen la posibilidad de recoger aprendizajes del hacer y desde allí, formular y apropiar teorías que aporten al enriquecimiento de sus colectividades y de los contextos sociales en los que se desarrollan sus prácticas.
Las metodologías para la sistematización de experiencias pueden recrearse, reinventarse; cada proceso de sistematización es un desafío a la imaginación en búsqueda de nuevos diseños metodológicos en los que se incorporan instrumentos, recursos, discursos y narrativas.
[1] Nos referimos al desarrollo de la experiencia formativa de la segunda cohorte del “Diplomado para la Investigación y Sistematización de Conocimientos Locales – Experiencias Vivas” y a los diversos procesos de desarrollo de proyectos piloto de sistematización de experiencias realizados en el año 2019.