POR:
Diana Elizabeth Sanabria Boada.
Felipe Hurtado H.
Duitama – Boyacá
Si bien es cierto, durante el camino recorrido como Corporación Sociocultural Atabanza, hemos venido organizando la información recolectada a manera de memorias, con el fin de realizar varias tareas que contribuyan con nuestros ideales, encontrando en dichas memorias la posibilidad de crear capsulas comunicativas que expresen lo que somos y lo que hacemos, creando redes que nos permitan fortalecernos y aprender de otras experiencias resilientes, además de recoger las metodologías planteadas y en ellas la aplicación de éstas en nuevos contextos, dadas las características de posible afinidad de dichos contextos, también encontrando una oportunidad de autoevaluar nuestro quehacer y con ello la necesidad de replantear, reforzar o finalizar procesos desarrollados. Es notable que ha sido un trabajo inexperto, en el cual no ha existido un proceso de sistematización realizado con bases teóricas y a la par desde la apertura de un proceso autónomo en la creación de metodologías propias de recolección de información.
A pesar de lo anterior, somos consientes de la necesidad de la organización de información dentro de los procesos adelantados como Corporación, pues ha sido posible vivenciar en otros contextos de trabajo social en los que hemos tenido incidencia, las dificultades que acarrea la falta de organización de los procesos, así como la falta de apropiación de lo construido no como necesidad de reconocimiento social, sino como capacidad de autoevaluación e identidad, así como la necesidad de generar relevo generacional que oxigene los procesos, pero sin hacer a un lado la importancia de la historicidad de cada proceso.
De esta forma, es importante resaltar que en el segundo semestre del año 2016 la coordinación del Programa de En-claves juveniles territoriales, (programa trabajado desde la Fundación Confiar), en cabeza de Leonardo Jiménez, se inicia una apuesta por darnos a conocer la importancia de la sistematización en los procesos sociales, acercándonos así a una experiencia que nos permitió reconocer formas autónomas de recolectar información, encontrando mayor sentido y apropiación de nuestras metodologías y por ende mayor participación de los niños, niñas y jóvenes en un proceso de sistematización colectivo. Además de encontrar en las experiencias compartidas por parte de la coordinación, una apertura interesante al reconocimiento de procesos realizados en contextos diferentes al nuestro, pero haciendo uso de herramientas artísticas que permitieron reconocer acciones sociales, políticas y artísticas de manera concreta y a la vez de manera estética. Situación que nos provocó nuevos interrogantes y con ellos nuevas acciones autónomas de recolección de información. A pesar de ello, el tiempo fue muy corto y alcanzamos a llegar a un pequeño nivel de lo que implica una sistematización completa.
Teniendo en cuenta que somos una corporación relativamente joven (2013 en alianza con organizaciones de carácter social y 2017 a nivel jurídico), consideramos relevante poder iniciar este proceso sistematizador de manera consciente, enfatizando uno de los pilares que trabajamos, (Formación artística) considerando relevante poder realizar un ejercicio mucho más concreto, objetivo y focalizado, con el fin de permitirnos iniciar este mismo proceso más adelante en los demás pilares, pero con una mayor experiencia y por tanto con mayor pericia. Todo esto a fin de que como proyecto social generemos en los sujetos que hacen parte del mismo la necesidad intrínseca de darle valor a esta nueva forma de reconocer y autoevaluarnos mientras seguimos trasegando la ruta, pues consideramos relevante la construcción del saber desde lo colectivo y desde allí la acentuación de nuestra identidad por medio de la acción. Esto solo se logra cuando dichas acciones responden a los ideales que forjamos al darle vida a los procesos, de otra manera vendrían a darse como acciones sueltas, hermanas de activismo injustificado, dando paso al clientelismo y con ello a la pérdida de la esencia que nos unió un día.
Por eso queremos comprometernos de manera decidida con esta oportunidad que nos presenta la vida. Oportunidad orientada por personas que nos han demostrado con su ejemplo la necesidad de desobedecer con argumentos a patrones de sistematización academicistas, impuestos a lo largo del tiempo, en los que muchas veces caemos considerándolos bandera de la organización interna, dejando de lado la posibilidad de reencontrarnos en el saber popular, en la construcción comunitaria, en los procesos de reivindicación y en todos ellos la necesidad de ser consientes de procesos resilientes, comprometidos y necesarios para la sociedad.