Son las distintas experiencias de reexistencia frente a un sistema que solo ve a los territorios, a quienes los habitan y sus saberes como simples mercancías o como cosas para ser sacrificadas en aras del lucro.
Estas luchas, pequeñas y grandes, que comienzan algunas veces por familias, grupos de amigos o en escuelas; se reconoce que poco a poco se convierten en movimientos que superan las fronteras nacionales; son todas hilos de tejidos rebeldes, llenos de “digna rabia” y creatividad, que buscan deconstruir otras formas de relacionarnos con nuestros cuerpos, con nuestros sueños.
Estas luchas también son al interior de los colectivos, que necesitan también actuar y reflexionar contra el patriarcado, el colonialismo y el racismo que llevamos dentro.