Isabel González

Tejidos de vida

Tejer es entrelazar, unir, hacer un cuerpo: la urdimbre es el esqueleto que nos sostiene, la trama es la carne que nos cubre y contiene, y la tejedora es el corazón que con sus saberes y experiencias que hacen latir y dar aliento al entramado de la vida; la vida en el territorio que habitamos, en las relaciones y afectos, en las historias que nos componen; de esta manera, nacen los tejidos de memorias que narran en un lenguaje distinto a las palabras los conocimiento encarnados que recuperan la voz de las manos que a través de los haceres textiles artesanales invitan a escuchar con todos los sentidos los acontecimientos que nos constituyen socialmente y que marcan rupturas, fuerzas y continuidades como el destierro, las violencias asociadas la conflicto armado, la desigualdad, la injusticia, el sufrimiento, pero también la dignidad, la esperanza, la fe y la resistencia.

Los tejidos de vida también son tejidos de memoria, pues son documentos vitales para no olvidar, para no perder el camino; textos-textiles elaborados con una gramática propia que se compone de herramientas, materiales, texturas, conocimientos técnicos específicos del bordado, la costura, el tejido que se resignifican para elaborar narrativas testimoniales a partir de metáforas que nos permiten expresar la comprensión sobre la propia experiencia, las luchas y reivindicaciones para cuidar la vida en todas sus formas.

Tejer, bordar, coser la vida y las memorias es una ruta metodológica que abre un camino de aprendizaje y producción de conocimiento que se da en el encuentro, en la co-presencia, en la alegría de la compañía y de aprender juntas, de valorar los saberes cotidianos en redes y espacios como costureros, grupos de artesanías, talleres, grupos de mujeres que se constituyen en lugares para la sororidad, la acción política, la sanación y la búsqueda de autonomía para hacer posible los sueños y expectativas individuales y colectivas en sincronía con los ritmos pacientes, comprometidos y creativos que se aprenden en el hacer textil.

Los tejidos de vida también son tejidos de memoria, pues son documentos vitales para no olvidar, para no perder el camino; textos-textiles elaborados con una gramática propia que se compone de herramientas, materiales, texturas, conocimientos técnicos específicos del bordado, la costura, el tejido que se resignifican para elaborar narrativas testimoniales a partir de metáforas que nos permiten expresar la comprensión sobre la propia experiencia, las luchas y reivindicaciones para cuidar la vida en todas sus formas.

Tejer, bordar, coser la vida y las memorias es una ruta metodológica que abre un camino de aprendizaje y producción de conocimiento que se da en el encuentro, en la co-presencia, en la alegría de la compañía y de aprender juntas, de valorar los saberes cotidianos en redes y espacios como costureros, grupos de artesanías, talleres, grupos de mujeres que se constituyen en lugares para la sororidad, la acción política, la sanación y la búsqueda de autonomía para hacer posible los sueños y expectativas individuales y colectivas en sincronía con los ritmos pacientes, comprometidos y creativos que se aprenden en el hacer textil.

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