Ángela Garcés Montoya

Saber comunicarse

Saber comunicarse en la perspectiva del buen vivir, implica retomar los principios básicos de las cosmovisiones andinas, relacionados con armonía, interdependencia, reciprocidad. Nos conecta con propuestas renovadoras de vida, que cuestionan el bienestar capitalista, para retornar a las formas de “vida simple”, “vida alegre” y también del “vivir sabroso”. Resulta imperativo reconocer que los humanos debemos sentir y respirar con otros seres vivos con los que estamos interconectados, y así, renovar formas vitales para sentir que es posible humanizar el desarrollo o transformarlo, o mejor aún, salir de sus parámetros, para construir otra sociedad de derechos integrales, humanos en interconexión con la naturaleza y con el cosmos, donde se avizora la vida en plenitud, basada en relaciones colaborativas y solidarias, más incluyentes y suficientes para todos y todas.

Saber comunicarse implica también revisar los grandes acervos teóricos occidentales con sus monopolios cognoscitivos del grafocentrismo y academicismo, propios de la razón lógica imperial. Ya lo advirtiera Ernesto Sábato con esos “mitos del rigor […] esa tendencia a conferir valor mágico a lo que está impreso, que se toma como forma hegemónica de producción, publicación y visibilización” (1979).

Se trata de una razón lógica que está en contravía de las tradiciones ancestrales andinas, con predominio de tradición oral, que privilegia la con-versación como posibilidad para alimentar y movilizar la reflexividad, así como para sanar y dar sentido al mundo y las relaciones humanas y cósmicas.

Segato diría que “se trata de dos tiempos: uno capitalista que se organiza pensando en aumentar la productividad, y que mide el éxito según la cantidad de objetos producidos, y otro que no se tasa, sino que se vive plenamente. Cada uno implica una relación distinta con el presente, con nuestro pensamiento, con nuestra corporalidad, con el mundo y con las personas que nos rodean” (2020). Etimológicamente conversación viene del latín conversari que significa “vivir, dar vueltas, en compañía” o de conversatio que está formada del prefijo con- (reunión), el verbo versare (girar, cambiar, dar muchas vueltas) y el sufijo -tio (acción y efecto). Por esto, la conversación entendida como la acción y el efecto de reunirse, dar vueltas y rumiar el conocimiento, se contrapone al monólogo y al diálogo direccionado de los discursos magistrales y de los expertos iluminados.

Al momento de relacionar prácticas de comunicación que nos conecten con propuestas andinas, es posible retomar la Cruz Chakana, para entender la comunicación en estas sociedades que están inconfundiblemente relacionadas con los intercambios, las interacciones y los procesos relacionales de distintas mediaciones que intervienen en la construcción de la convivencia armónica, se trata de un discurso que retoma la palabra que camina.

La imagen de la Cruz Chakana, condensa una cosmovisión del mundo (humano, natural y cósmico) interconectado, nos obliga entonces a considerar el saber comunicarse como “necesariamente debemos siempre comunicarnos unos a otros, en un sentido inclusivo/dialogal (nos comunicaremos) en el ámbito de los intercambios de discurso y otro vinculante (la obligación de comunicarnos) en la práctica social, para arribar a entendimientos, compromisos y decisiones en un acto de humanización de la palabra, hablando con el corazón, con franqueza, constructivamente, con amor, con fines de armonización y de fortalecimiento sociocultural”. (Contreras, 2016)

Gráficos: Adalid Contreras. Consultar en la bibliografía.
Saber escuchar en la nación guaraní es yapysakao “saber ver con los oídos”. Significa también “mirar con el corazón” o “escucharnos con todos los sentidos” para traducir los sonidos en identidades, en comprensiones y sentires del mundo que se obtienen mirando, escuchando, palpando, degustando, reconociendo las vidas y las historias de quienes expresan su palabra con el habla, con sus signos, sus símbolos y sus significados; “escucharnos entre nosotros, escuchar a la Madre Tierra, a todos los seres, al río, a nuestras aves, sobre todo a los más humildes” (Choquehuanca. 2012) Saber compartir “es dejar de competir para complementarse, es saber dar para recibir, es saber que todos somos hermanos” (Choquehuanca, 2012), como en el Tumpa aymara o cuidarse y protegerse solidariamente con lealtad y confianza. Promover este principio implica dotarle de sentido educativo al proceso comunicativo. No van a ser procesos de difusión, publicidad o transmisión de conocimientos los que van a legitimar el Vivir Bien/Buen Vivir; son prácticas fundadas en el “diálogo de saberes”, que van a permitir la sistematización de las experiencias, así como la producción de nuevos conocimientos, para su apropiación crítica en las reivindicaciones sociales y en los procesos de movilización social para el empoderamiento ciudadano, propios de la perspectiva de comunicación para el cambio social. Saber vivir en armonía y complementariedad al influjo de la cosmovisión del buen vivir será (re)creando pensamientos y prácticas donde la reciprocidad se reconoce como forma de vida, la comunidad como forma de organización, la convivencia con la naturaleza y el cosmos como identidad, la igualdad entre hombres y mujeres como cotidianeidad, la equidad como dignidad y la vida plena como destino. Para una vida en armonía y complementariedad. Saber soñar “cómo defender nuestra identidad, cómo complementarnos de manera equilibrada, para que el más abandonado tenga la posibilidad de compartir la educación, la salud, la convivencia natural y comunal” (Choquehuanca, 2012). Soñar con los pies en la tierra es trabajar estas transiciones del bien común de la humanidad: i) redefinir las relaciones con la naturaleza pasando de su explotación a su respeto como fuente de vida; ii) reorientar la base de la vida privilegiando el valor de uso por sobre el valor de cambio; iii) reorganizar la vida colectiva generalizando la democracia en las relaciones sociales e institucionales; y iv) instaurar la interculturalidad.
Gráficos: Adalid Contreras. Consultar en la bibliografía.

Compartir:

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.