Asociación Probivir

Aprender haciendo agriculturas campesina

Los pueblos recolectores y agro cultores, tienen su propia forma de acceder y construir conocimiento. Este se basa más en el hacer, el saber hacer, la práctica y la observación cotidiana, más que en la instrucción convencional o formal. La instrucción convencional es muy poco efectiva en el caso de campesinos dada la persistencia del analfabetismo funcional especialmente en la tercera edad que constituyen la mayoría de la población involucrada en la producción agro alimentaria. Las charlas, los llamados “días de campo” y las demostraciones de métodos tan usadas por los extensionistas técnicos, no dejan aceptables resultados no solo por el lenguaje, la velocidad y cantidad de información suministrada, sino también en muchos casos, por la falta de pertinencia de la tecnología de acuerdo con los contextos socio ambientales y socioeconómicas particulares a cada territorio y también por falta de seguimiento y acompañamiento posterior en la parcela de cada participante.

Observando la naturaleza, los cultivos y los animales de cría, las lluvias, el clima y demás fenómenos propios de los eco y agro ecosistemas, los campesinos van aprendiendo y reaprendiendo como criar y cultivar para satisfacer sus necesidades y mantener los sistemas de vida. Este conocimiento o saber hacer, se transmite a hijos e hijas por medio del trabajo familiar, de tal forma que se aprende nuevamente observando y repitiendo lo que cotidianamente se hace en la parcela.

De esta forma se inventó la agricultura hace ya más de 12.000 años y pudieron darse las primeras revoluciones agrícolas en esta ya larga historia de producción de alimentos y materias necesarias. Pero en este camino de progreso agrícola hubo un momento en que el alimento dejó de ser algo “sagrado”, un derecho y se convirtió en mercancía. Es entonces cuando la ciencia y tecnología occidental irrumpe con fuerza en la agricultura y se impone la mecanización, el monocultivo, la fertilización química, las semillas de alto rendimiento, el control de plagas y enfermedades mediante agro tóxicos y la extensión rural con sus asistentes técnicos para enseñar al campesino como manejar “técnicamente” los cultivos y los ganados. Con todo esto la producción y los sistemas alimentarios se convirtieron en un gran negocio controlado por el mercado y los gobiernos, y los pueblos agrarios perdieron su control y protagonismo.

 

Afortunadamente, a estas fuerzas escaparon diversidad de culturas agrarias aisladas que han mantenido sus sistemas de conocimiento, prácticas y semillas agroalimentarias originarias y que ahora alimentan y dan sentido a las agriculturas alternativas.

 

Entre las agriculturas alternativas se encuentra la ecológica que se basa en los conocimientos agro ecológicos y ha construido sus principios y prácticas mediante el dialogo de saberes entre diferentes actores involucrados. Este diálogo ha permitido complementar los conocimientos académicos y de centros de investigación en ecología y biología aplicada a agro y eco sistemas y los conocimientos y prácticas de pueblos agrícolas ancestrales.

 

Inicialmente este diálogo se dio entre técnicos y campesinos y a partir de esto se ha ido fortaleciendo el llamado diálogo “campesino a campesino” que permite re-empoderar a líderes campesinos y sus organizaciones a tal punto que actualmente se han estructurado y fortalecido espacios y metodologías de construcción de saber campesino alrededor de la producción de alimentos y el cuidado de los territorios, como las “Escuelas de Campo de Agricultores”, que se basan en:

  • Aprender haciendo: mediante trabajo colaborativo en una parcela colectiva (parcela piloto).
  • Diálogo de saberes campesino a campesino propiciado a través del trabajo en la parcela y otras técnicas de construcción de conocimiento.
  • Seguir los ciclos naturales del cultivo o de la cría de animales: esto plantea un paso a paso según la fisiología o ciclos de las especies que ha priorizado el grupo previamente.
  • Fortalecimiento de la capacidad de análisis de los participantes: se basa en la observación, análisis, ensayo y error y aprendizajes.
  • Facilitadores en lugar de extensionistas (técnicos de campo): exige la formación y empoderamiento de líderes y lideresas que conozcan las metodologías, y tengan habilidades y valores de respeto y compromiso que propicien la participación activa y el progreso de todo el grupo.

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