Es una concepción andina ancestral de la vida, que se ha mantenido vigente en comunidades indígenas hasta la actualidad. Sumak significa lo ideal, lo hermoso, lo bueno, la realización; y Kawsay, es la vida, en referencia a una vida digna, en armonía y equilibrio con el universo y el ser humano. En síntesis, el Sumak Kawsay significa la plenitud de la vida.” (Kowiii, 2013, pág. 168).
Esta definición nos remite a la cosmovisión ancestral de los pueblos originarios que han construido ancestralmente diversas formas de relacionamiento entre personas, comunidades y territorios, que reconocen importantes nociones fundantes, como: la reciprocidad, la complementariedad, la armonía y el equilibrio entre todas formas de vida. El pensador ecuatoriano Milton Tamayo sostiene que el Sumak Kawsay “es la alternativa al modo capitalista de producción, distribución y consumo.Plantea, además, una forma de relacionamiento diferente entre seres humanos en la que la individualidad egoísta debe someterse a un principio de responsabilidad social y compromiso ético” (Luna, 2012, pág. 37). Desde esta cosmovisión es fundamental el respeto y protección de todas las formas de vida planetaria en una relación de paridad, superando la visión neoliberal, jerarquizada y vertical que sitúa al humano por encima de los demás seres vivos y se adjudica el derecho natural de explotación, aprovechamiento, utilización y disfrute de la naturaleza.
Por otra parte, desde una visión académica se han agrupado las tendencias del Buen Vivir en América Latina desde tres corrientes principales: indigenista, socialista y posdesarrollista. La primera se caracteriza por la preeminencia que algunos autores le dan a la autonomía de los pueblos originarios en la construcción del Buen Vivir, así como a los elementos espirituales de las cosmovisiones andinas. La segunda se caracteriza por el acento que algunos autores le dan a la gestión política estatal del Buen Vivir en referentes como Ecuador y Bolivia, así como a los elementos relativos a la equidad social, redistribución de la riqueza, alternativas al capitalismo, reconocimiento de derechos, con fuerte relación a las ideologías socialistas del siglo XXI. La tercera se centra en las críticas al modelo de desarrollo hegemónico a escala global derivado del neoliberalismo y las distintas resistencias que se han generado desde los movimientos sociales frente a la preservación de la naturaleza, los bienes comunes y la interculturalidad (Cubillo, 2014).
Es importante resaltar que existen diversas nociones del Sumak Kawsay – Buen Vivir en el contexto Latinoamericano, tal es el caso de las configuraciones normativas y políticas en países como Ecuador y Bolivia que han utilizado este concepto para establecer una construcción jurídica y de gobernanza estatal en la cual la categoría de Buen Vivir se ha utilizado como fundamento epistemológico para la consolidación de los planes de desarrollo, la protección de derechos, la configuración de sistemas de salud, educación y asistencia social, políticas públicas, servicios públicos, formas de organización de la economía, producción, distribución y consumo.
El Sumak Kawsay – Buen Vivir es un concepto polisémico y permite diversas interpretaciones y perspectivas de análisis; desde la óptica etimológica en cuanto al origen de su comprensión lingüística desde las lenguas Quechua, Aymara, Inga, Kichwa entre otras; una visión económica con respecto a la construcción de modelos circulares, y solidarios de la economía y la satisfacción de necesidades sin afectar el equilibrio ecológico; un componente político con respecto a los modelos de organización de las comunidades y la defensa de los territorios; una visión educativa en cuanto a los instrumentos y formas de transmisión de los saberes y la cultura. La noción que caracteriza todas sus interpretaciones es la búsqueda de armonía y equilibrio entre el humano con la naturaleza en todas sus dimensiones.
Existen interpretaciones muy interesantes del Buen Vivir en interacción con categorías como interculturalidad, educación popular, decolonialidad, multilingüismo, críticas a la modernidad, diálogo de saberes, economías de la madre tierra, alternativas al desarrollo, entre otras teorías y prácticas emancipadoras que generan conversaciones entre diversos marcos de pensamiento para la transformación social.
La noción de Sumak Kawsay – Buen Vivir, tiende a tener algunas divergencias y complejidades, en la medida que los pueblos indígenas reúnen en sus prácticas y cosmovisiones unos elementos esenciales en la vida social que permiten la comprensión y materialización del Vivir Bien desde su visión ancestral, a partir de las acciones cotidianas y la relación directa con la naturaleza, posición que se ha ido distanciando de las construcciones teóricas de los académicos y los gobiernos latinoamericanos. En consecuencia, no se habla de un concepto plano, por el contrario, la noción de Buen Vivir se ha venido enriqueciendo, transformando, diversificando debido a la complejidad geografía y cultural de cada región del continente.