Este manifiesto es una creación colectiva de representantes de organizaciones sociales de Medellín, Bogotá y Boyacá que participaron en el círculo de conversación en pedagogías y educación popular en el marco del Encuentro Nacional de Experiencias Vivas realizado los días 13 y 14 de septiembre del presente año en la ciudad de Medellín.
Defendemos el arte social y popular con el arte urbano, el muralismo, los títeres, el clown; defendemos todas las formas de expresión, somos líderes trabajando en comunidad, en los barrios, en la universidad. Somos líderes porque tenemos la necesidad de luchar por la vida, defendemos la esperanza y creemos en nosotros mismos, en los otros. Defendemos el cuerpo porque desde allí sentimos, tocamos, porque es un lugar vivo de creación y producción de saberes, somos líderes siendo voz y siendo escucha.
Defendemos el pensamiento crítico, la libertad, la resistencia, agenciamos transformación en el aula y fuera de ella, defendemos la confianza como base de la existencia, los vínculos. Nos metemos en todo y nuestra apuesta es dar la vida en proyectos hermosos. Defendemos la alegría, el autoconocimiento, el cuidado; somos líderes porque día a día nos preguntamos cómo serlo, porque nos observamos a nosotros mismos para buscar consciencia y así reconocernos con y en los otros. Defendemos la tierra, la palabra, la autonomía, todas las formas de lucha, y somos líderes en el ejemplo.
Defendemos la existencia, la comunicación, lo simple, y lo hacemos siendo madres, dándonos completas en todas partes. Defendemos los grupos que quieren transformar vida y nos falta mucho camino por aprender para seguir en nuestros procesos, pero acá estamos, insistiendo en los encuentros, en compartir. Queremos seguir juntándonos para motivar sueños desde las raíces, reflexionar historias, territorialidades. Somos líderes articulando, escuchando, riendo, siendo mano de obra, haciendo. Defendemos la dignidad, la lúdica, el ocio, el tiempo libre desde nuestras casas y en las marchas, defendemos el planeta, el agua, el aire, las montañas porque son vida, defendemos y NO pararemos de hacerlo.
Sembramos memoria desde las historias y los compartires, cosechamos empoderamiento desde diferentes lenguajes, nos alimentamos de sonrisas. Sembramos creación colectiva, cosechamos la experiencia de muchos mundos, nos alimentamos de sueños. Sembramos esperanza porque creemos en las redes, en las raíces, y nos alimentamos de la esperanza de verlas florecer. Sembramos cariños y cosechamos vínculos, nos alimentamos de amor.
Sembramos para recatar causas que parecían perdidas en nuestras memorias y en nuestros corazones con la certeza de que no estamos solos, cosechamos enseñanzas, comunidad, nos alimentamos de rebeldía. Sembramos acciones como los abuelos nos enseñan, el mambe, el ambil, cosechamos resistencias cotidianas desde las pequegrandezas de cada proceso, nos alimentamos de amor eficaz y de conspirar mundos posibles. Sembramos llaves que nos abrieron puertas que nos llevaron a la palabra escuchada, al cuerpo sanado, al amor recuperado, sembramos autoconocimiento, saberes, pedagogía, cosechamos intenciones, posibilidades, familia, transformaciones, nos alimentamos del respeto a la vida, de ideas, de saberes de otros caminos transitados, de ilusiones, de acciones directas. Sembramos amor cuando tocamos el regazo de la madre para luego cosechar con muchas manos rebeldía, alimentamos los corazones con los frutos de la vida.
Sembramos aprendizajes, reflexiones, cosechamos conocimiento, posibilidades de reexistir, de resignificar el lenguaje y el pensamiento y con ello la realidad. Nos alimentamos de las experticias en nosotros mismos, nos alimentamos de Experiencias Vivas.