Entre el 8 y el 10 de Junio del presente año, la Maestría en Educación y Derechos Humanos de la Universidad Autónoma Latinoamericana – UNAULA, en el marco del Lanzamiento de la Escuela de Experiencias Vivas para la Sistematización de Conocimientos Locales, y en alianza con la Fundación Confiar, la Corporación Con-Vivamos y la Corporación para la Comunicación Ciudad Comuna realizaron el Seminario Taller sobre Cambio Social y Educación Popular en América Latina que contó con la participación del Educador Popular Oscar Jara.[1]
Fueron tres días dedicados a profundizar la reflexión y generar nuevos debates sobre la educación popular y el cambio social en América Latina, a revitalizar el diálogo sobre la sistematización de experiencias y sus nuevos desafíos metodológicos, y a reconocer el potencial de procesos y experiencias de educación popular que existen en las comunas de Medellín, particularmente en la Comuna 1 desde las iniciativas que promueve la Corporación Con-Vivamos y en la Comuna 8 con las iniciativas que promueve Ciudad Comuna.
El seminario taller deja como resultado una amplia agenda de discusiones que aportará al enriquecimiento y la problematización de educación popular comprendida pedagogía de la liberación, y el fortalecimiento de la sistematización de experiencias como práctica emancipadora y liberadora de los conocimientos situados. El seminario evidencio la necesidad de generar espacios de diálogo entre la academia y los movimientos sociales, para re-descubrir y re-pensar los desafíos de la educación popular en un tiempo marcado por el capitalismo cognitivo, el declive del pensamiento crítico y la privatización y mercantilización de la educación. Y en el caso particular de Colombia, reconocer los nuevos horizontes de la educación popular en el escenario del pos-conflicto y la construcción de la paz con justicia social.
Mientras avanza el proceso de producción de las memorias generadas en el Seminario Taller, queremos compartirles algunas reflexiones planteadas por Oscar Jara en el seminario público sobre Educación Popular y Cambio Social en América Latina que se realizó en la UNAULA como actividad de apertura de la agenda.
Sobre Educación Popular y Cambio Social en América Latina
Fragmento de la Conferencia realizada por el Maestro Oscar Jara el 8 de junio del 2018 en la Universidad Autónoma Latino-Americana (UNAULA), Medellín – Colombia.
La relación entre educación popular y cambio social atraviesa toda la historia de América latina. No podemos aislar los esfuerzos, las propuestas de educación popular de los procesos de cambio social y no podemos aislar los procesos de cambio social de las propuestas de educación popular. Si miramos la historia latinoamericana, siempre los procesos de educación popular han estado vinculados a esfuerzos, a empeños, a luchas y acciones que buscaban un cambio y una transformación, y a la vez, si miramos los procesos de cambio, los procesos de transformación que se han impulsado desde movimientos sociales, desde movimientos políticos, nos vamos a encontrar que siempre han estado cargados de algún componentes que tienen alguna relación con la educación popular.
Si miramos la historia latinoamericana, – no desde el punto de vista solamente conceptual- si miramos desde nuestra historia, siempre vamos a encontrar unidos el vinculo entre educación popular cambio social. Esto quiere decir r que no podemos verles de manera aislada
Hay un sociólogo chileno que vive en Costa Rica que se llaama Helio Gallardo[2] que afirma que cuando hablamos de lo popular estamos hablando de pueblo y por lo tanto hay dos nociones de lo popular: la que se refiere al pueblo social y la que se refiere al pueblo político.
Dice Elio gallardo sobre el pueblo social; “pueblo social son todos aquellos sectores sociales, económicos, políticos, que viven algún nivel de simetría, que sufren algún nivel de asimetría”. Eso constituye el pueblo social, las personas que son explotadas económicamente, que son oprimidas políticamente, que son discriminadas por razones de genero, por razones de etnia, personas que son excluidas, que son marginadas, todo aquel o aquella persona o sector social que vive algún nivel de asimetría, constituye el pueblo social.
Dice entonces Elio Gallardo “ah, ¿es que entonces una educación popular tendría que hacer referencia a que ese pueblo social son los principales sujetos y los protagonistas de esos procesos educativos?”. Los procesos educativos están en función de las necesidades, de las características de esos sectores que constituyen el pueblo social; dice Elio gallardo “esa no es la única noción que podemos tener de lo popular, también podemos entender lo popular como pueblo político”.
Lo popular político, o el pueblo político es todo aquel sector, grupo, persona, organización, institución que lucha por transformar esas asimetrías. Entonces, no solamente el pueblo social, que es quien sufre las asimetrías, sino todo aquel que lucha por cambiarlo y transformarlo, en ese sentido, pueblo político tiene que ver con un proyecto de transformación, tiene que ver con un proyecto de cambio transformador, es decir de cambio social.
La educación popular debe estar inscrita en un proceso de cambio, de transformación, de superación de esas asimetrías. En cierto momento se empezó a decir que la educación popular ya no tiene mucho sentido, que eso fue en la época de los setenta, que ya está superada esa “cosa” de la educación popular, que había que hablar más bien de educación ciudadana, de una educación pública, dejando de lado el carácter, el concepto de lo popular. En este sentido lo popular vinculado al pueblo social y al pueblo político, tiene muchísimo que ver con aquello que pretendemos hacer, pero por otro lado estamos hablando de que los protagonistas, los principales protagonistas del proceso de educación popular son quienes constituyen un pueblo social y el proyecto social y político de transformación para cambiar esas injusticias, esas opresiones, esas asimetrías. Por eso los procesos de educación popular deben estar orientados e íntimamente ligados a la búsqueda de procesos de cambio social.
Por cambio social se entiende una modificación en las relaciones y las estructuras de poder de una sociedad. No existe un cambio social que no genere algún tipo de modificación y por lo tanto, tenemos distintos tipos de cambio social que se dan de acuerdo a las distintas sociedades en las que vivimos. En las teorías del cambio social no hay nadie que plantee que hay un solo factor que lleva al cambio social, sino que es precisamente la suma y la articulación de varios esfuerzos, de varios factores que tienen que ver con las estructuras económicas, con las estructuras de dominación, con los esfuerzos de la subjetividad transformadora, con la búsqueda de una transformación cultural. Hay muchísimos factores que entran en juego en interrelación para poder producir un cambio, pero se puede entender cambio por lo menos en dos grandes sentidos: un cambio en la sociedad y un cambio de sociedad.
Un cambio de relaciones al interior de la sociedad existente, que la modifica en un mayor o menor grado, y un cambio radical en la estructura de esas relaciones que significa un cambio de la sociedad en general, y en ese sentido en América latina hemos pasado por procesos de reformas, de revoluciones que han buscado de una u otra manera realizar estos cambios sociales, y ahí es donde tenemos que ubicar cuales han sido los componentes de educación popular vinculados a esos cambios en las sociedades o vinculados a cambios de la estructura social radical. En ese sentido la historia de América latina es muy interesante.
Cuando hablamos de cambio social podemos hablar de tres niveles: el de los cambios emergentes, que es lo que ocurre a partir de la dinámica de toda sociedad. Toda sociedad está en permanente cambio, no hay una situación estática, por lo tanto hay cambios emergentes que vienen surgiendo desde la dinámica misma del quehacer cotidiano y por lo tanto las sociedades no son estáticas, no se paralizan, están en permanente modificación; entonces uno podría ver de que manera los procesos de educación popular vinculados a lo popular social y a lo popular político están respondiendo a esas necesidades y dinámicas de los cambios emergentes que están ocurriendo siempre en la sociedad.
Hay un segundo nivel de cambio, que se refiere a aquellos cambios que mas bien van en la línea del cambio transformador, es decir, no simplemente modificaciones en la dinámica de las relaciones sino modificaciones mas radicales, modificaciones que suponen que la estructura de relaciones de poder se modifica. Existe una estructura tradicional de poder que esta caracterizada por el poder capitalista, y sumida en la lógica del mercado. Es una lógica también patriarcal, que heredamos de una estructura de pensamiento que se ha erigido a lo largo de muchísimos años de la historia y que nos ha generado una estructura de poder y totalmente desigual, una estructura colonial que necesitamos desmontar desde las bases.
En ese sentido, procesos de educación popular en la lógica de cambio social transformador, deberían suponer la transformación de esas estructuras de relación, por lo tanto, no podría haber una educación popular en el sentido de pueblo político si no se transforman las relaciones de poder patriarcales y si no se genera una educación no sexista, que es donde se reproducen las relaciones patriarcales en las cuales nosotros vivimos. Igualmente, no podríamos tener una educación popular en el sentido político que no transforme las relaciones mercantiles y mercantilizadas que crea el capitalismo. Debemos generar una propuesta de-colonizadora que desmonte la estructura colonial con la cual nosotros y nosotras repetimos lo que se nos impone en los sectores dominantes.
Desde la época de Pablo Freire se planteaba la idea de una pedagogía del oprimido, y como decía Pablo Freire: “no una pedagogía para el oprimido, una pedagogía hecha por las personas oprimidas para transformar esas relaciones de opresión”. Entonces, en todos estos campos de reflexión es importante colocar la educación popular en procesos de cambio emergentes, en esas dinámicas cotidianas, en los procesos de cambio transformador.
También hay un cambio proyectado es decir, nosotros podemos tener una propuesta de transformación en la que proponemos acciones que lo hagan posible y ahí se vinculan muy claramente los planteamientos de Pablo Feire, cuando nos habla de lo inédito viable.
Pablo Freire dice que ante las situaciones de opresión hay que generar procesos de problematización y esos procesos de problematización nos deben permitir de repente no cambiar, – no vamos a poder cambiar radicalmente o totalmente en ese momento-, pero si podríamos hacer que ocurra algo que es viable pero que es inédito, o sea, algo que aun no ha ocurrido pero que podemos hacer que ocurra, para que eso que logramos hacer que ocurra permita hacer una transformación que en este momento no podemos hacer. Entonces, la pregunta clave en ese sentido es: ¿de que manera los procesos de educación popular podrían contribuir a que vayamos creando inéditos viables? Es decir, como en estas tensiones de cambios emergentes, o cambios de transformación colocamos nuestra acción de tal manera que se genera algo nuevo que permitirá crear las condiciones para un proceso de transformación más radical.
Entonces ahí volvemos otra vez a la poesía de amar la arcilla que tenemos en nuestras manos, es decir, está en nuestras manos, en los procesos que hagamos de educación popular, la posibilidad de crear condiciones que nos permitan hacer aquello que ahorita no podemos hacer, pero si serán posibles si creamos esas condiciones. Ahí es donde reside el desafío del vinculo de lo popular social, lo popular político, con los procesos de cambio en la sociedad, cambio de sociedad, con los procesos de cambios emergentes, cambios transformadores y cambios proyectados.
¿Que significa hacer procesos de educación popular que contribuyen a crear inéditos viables en una perspectiva de un cambio social transformador?; y ahí es donde viene entonces un tercer elemento: la relación entre ética, política y educación.
Muchas veces se ha pensado que la ética es algo así como etéreo, como un valor abstracto como – “hay es que es una cosa como muy ética, como muy lejano”_ y al contrario, la ética tiene que ver con la dimensión sustantiva de lo que hacemos, o sea hoy, aquí, ahora, en este momento un aula en lo que estamos haciendo, hay un sentido ético, por el cual estamos aquí presentes y por lo tanto como dimensión sustantiva de nuestro quehacer, no puede ser solo individual ni puede quedarse en las ideas abstractas. La ética tiene que ponerse en práctica en las relaciones que establecemos, especialmente en las relaciones de poder, por esta razón, si la ética es la dimensión sustantiva, la política es la dimensión de posibilidad histórica, es decir, es donde lo ético se pone en vigencia, donde lo ético se expresa.
Lo político, en las relaciones de poder es donde se tiene que expresar el sentido profundo de lo ético, y la pedagogía, (lo pedagógico) en una propuesta de educación popular no puede alejarse, no puede estar fuera de estas dos dimensiones (la dimensión sustantiva y la dimensión de relaciones de poder) que tienen que expresarse en la historia. Si no se expresa históricamente -y no estamos hablando de históricamente en general-, estamos hablando también de nuestra historia personal y particular, si allí no se expresa esta ética, no tiene ningún sentido nuestra historia personal y particular.
la pedagogía supone la puesta en práctica de la construcción del sujeto que hace posible que podamos construirnos como personas capaces de cambiar esas relaciones de poder y capaces de vivir ese sentido ético, entonces, igualmente en esta matriz de relacionamiento entre educación popular, pueblo social, pueblo político y procesos de cambio en la sociedad y de la sociedad, en cambios emergentes, transformadores y proyectados; exactamente esa triada entre lo ético, lo político y lo pedagógico están totalmente articulados, y por lo tanto cuando hablamos de educación popular no solamente estamos hablando de algo particular de lo pedagógico, por ejemplo, las técnicas participativas. ¿Educación popular que es? – “ah, es hacer una dinámica” – no, una dinámica es un dispositivo didáctico que corresponde a una propuesta pedagógica, que es participativa, que a la vez corresponde a un proyecto político de construirnos como sujetos transformadores en función de un sentido ético, si no, es un juego que puede servir de repente hasta para lo contrario, nos distrae, nos alegra y resulta que nos olvidamos de las cosas – “ay que bueno, buenísimo el taller, nos divertimos mucho” – ah, y que cosas van a hacer ustedes con eso para su realidad? – “ah no, nada” – ¿entonces para que se hizo?
Un día le preguntaron a Pablo Freire, sobre este tema de la escuela: ¿Para usted que es una escuela? Y responde Pablo Freire: “cada vez que sobre un contexto concreto logramos convertirlo en un contexto teórico que sirva para comprenderlo y transformarlo, estamos haciendo una escuela en el sentido radical que tiene esta palabra.”
Convertir las situaciones y el contexto concreto en contexto teórico para comprenderlo y transformarlo. Desde ese punto de vista, una escuela formal, una universidad, un preescolar, un colegio, un liceo, todos esos son espacios al igual que una organización, una movilización, una toma de tierras, una asamblea popular. Todos estos escenarios pueden convertirse en escuela, pueden ser espacios de educación popular transformadora en la medida en que esas situaciones concretas nos ayudan a comprenderlas mejor y a actuar por lo tanto para transformarlas.
En América latina, durante mucho tiempo se pensó que educación popular era educación de adultos, o sea, unos decían que era solo técnica participativa, pero hemos ido comprendiendo que educación popular es otra concepción de educación, es otra manera de ver el proceso educativo y que por lo tanto se puede hacer desde lo no formal, desde lo informal, desde lo mas estrictamente formal, podemos hacer un doctorado en educación popular, como ustedes están teniendo aquí maestrías, doctorados, al igual que podemos tener una comunidad de aprendizaje en un barrio que esta haciendo procesos de educación popular, ¿por que? Porque estamos hablando de procesos donde se interrelaciona la dimensión sustantiva y ética, se expresa históricamente el cambio de las relaciones de poder y surge el empoderamiento de esos sujetos protagonistas de la transformación. Ahí está la clave, convertirnos en sujetos, en personas capaces de ser protagonistas de esa transformación.
[1] Educador Popular y Sociólogo Peruano y costarricense. Director del Centro de Estudios y Publicaciones Alforja en Costa Rica y actualmente presidente del Consejo de Educación Popular para América Latina y el Caribe (CEAAL). Ha realizado durante más de 30 años actividades formativas en educación popular en todos los países latinoamericanos y en otras regiones, donde también ha sido conferencista en seminarios y congresos internacionales.
[2] Helio Gallardo Martínez (Osorno, Chile, 1942) es un filósofo y escritor chileno, profesor de la Universidad de Costa Rica (UCR), de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA) y de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), conocido por sus estudios sobre la realidad social y la política popular en Latinoamérica.